Día 21 - Piense en el Débil
Tesoros Devocionales - Secretos Espirituales Hudson Taylor
Día 21
Piense en el Débil
Dichoso el que piensa en el débil; el Señor lo librará en el día de la desgracia.
SALMO 41:1
El carácter del hombre que piensa en el débil refleja de tal manera el carácter de Cristo, que Dios lo considera bienaventurado y lo mira con aprobación. Tal hombre muestra como un espejo rasgos de Cristo, y como un tal refleja su carácter. El corazón del Señor se inclina hacia Él, y Dios derrama sobre él toda cosa buena y necesaria para su vida. Ha pensado en el débil, y en la medida de su capacidad ha ayudado a quienes tienen necesidad y problemas. ¿Y hará Dios menos por él? ¡Por supuesto que no! El versículo siguiente dice: “El Señor lo protegerá y lo mantendrá con vida; lo hará dichoso en la tierra y no lo entregará al capricho de sus adversarios” (Salmo 41:2).
Pero, ¿quién es el que es así de bienaventurado? No es el que aparta su mirada de un espectáculo doloroso después de dar una limosna insignificante, o el que se libera de la importunidad de un recolector de fondos para una causa de beneficencia. No el que acalla su conciencia con regalos que no implican ningún sacrificio de auto-negación, o el que aleja de su mente la necesidad de los pobres y necesitados y luego reclama las bendiciones prometidas a los caritativos. Y los que buscan fama y renombre con sus donaciones o regalos, ni siquiera los consideramos. La bendición de Dios es para quienes “piensan” y se interesan en los pobres y los débiles, para quienes enfocan su atención en los pobres y necesitados, y que hacen lo que pueden, aún a costa de su sacrificio personal, para disminuir la suma del dolor humano. Los tales son, ciertamente, bienaventurados, y es bendita su porción, que nunca les será quitada.
La bendición de Dios es para quienes “piensan” y se interesan en los pobres y los débiles,
para quienes enfocan su atención en los pobres y necesitados.
No espiritualicemos el texto hasta hacerle perder su significado obvio. Nosotros, los así llamados protestantes, con frecuencia estamos en riesgo de hacerlo. ¿Cuánto del precioso tiempo y de las energías que el Señor nos ha dado lo hemos invertido en bendecir materialmente a los pobres, los afligidos y necesitados? Tales acciones no son perdidas, si se realizan con motivaciones correctas. Son obras de Cristo.
Mientras escribo estas líneas me encuentro en un bote Chino, en el embarcadero de una aldea China. Mi corazón está conmovido. ¿Qué más puedo decir? Yo le suplico que piense en los pobres y en sus necesidades, y ojalá el Señor le dé entendimiento.
Señor Jesús, yo leo las palabras y pienso en su significado; pero solo Tú Espíritu Santo
puede hacer que mi corazón sea como el tuyo. Dame un corazón que se interese en los
pobres, en los necesitados y en el mudo que se pierde. Amén.