Presentación
Andrew Murray (1828 – 1917) nació en Sudáfrica y fue enviado a estudiar a Inglaterra a la edad de 10 años. Cuando regresó a Sudáfrica como pastor y evangelista, lideró un avivamiento que conmovió a todo el país.
Toda su vida de trabajo y esfuerzo para profundizar la vida espiritual de los creyentes en Cristo influenció a la iglesia en todo el mundo mediante el legado de sus profundos escritos, incluyendo los clásicos with Christ in the school of player (con Cristo en la escuela de la oración), Abide in Christ (permanezca en Cristo), Raising Your Children for Christ (cómo criar a sus hijos para Cristo). Otras de sus actividades menos conocidas fueron los debates teologicos, su papel en las relaciones de la iglesia con el estado y la fundación universidades. La solida teología bíblica y el fervor espiritual de Murray lo convirtieron en la fuerza que impulso los avivamientos de su época, y un modelo de fidelidad para la nuestra.
Las lecturas devocionales que contiene este libro han sido seleccionadas de su libro Holy in Christ (Santo en Cristo). En su prefacio leemos: “Mi objetivo al escribir este libro ha sido descubrir el sentido que Dios le da a la palabra santidad, para que también nosotros podamos darle el mismo sentido. He rastreado la palabra –buscando hacer claridad sobre este tema- a través de los pasajes más importantes de las Sagradas Escrituras donde se encuentra ella, para conocer lo que es la santidad de Dios, lo que debe ser la nuestra y cómo podemos lograrla. Me he preocupado especialmente por señalar la cantidad y variedad de los elementos que hacen de la verdadera santidad expresión divina de la vida cristiana en toda su plenitud y perfección. Me he esforzado también por mantener la maravillosa unidad y sencillez que hay en ella, cuando está centrada en la persona de Jesús.”
“Ha sido mi deseo ferviente poder ayudar a mis hermanos en la fe descubrir la maravillosa revelación de la santidad de Dios a través de todas las épocas, tal como está registrada en su bendita Palabra. He orado al altísimo pidiéndole que use lo que he escrito para aumentar en sus hijos la convicción de que debemos ser santos, el conocimiento de cómo podemos ser santos, el gozo de ser santos, y la fe para poder ser santos. Quiera Dios conmovernos para que clamemos a Él día y noche pidiendo una visitación de su Espíritu y el poder de su Santidad sobre todo su pueblo, para que las palabras cristiano y santo sean sinónimos, y cada creyente sea un vaso santo y listo para el uso del Maestro”