Capítulo III - Se enciende una Pasión

CAPITULO III


Se Enciende una Pasión

 

En una ocasión estuve un culto en una de las iglesias de la ciudad de Pereira, el que iba a predicar ese día, leyó el texto de Ezequiel 22:30, nunca lo había escuchado y nunca lo había leído, cuando leyó esa palabra “Y busque entre ellos hombre que hiciese vallado y que se pusiese en la brecha, delante de mi a favor de la tierra, para que no la destruyese y no lo hallé”, algo entra en mi corazón, algo le pasó a éste corazón. Yo anhelaba de Dios, lo deseaba, no tanto, pero si me inquieto, mi corazón estaba preocupado, el diablo me tenia en esa tibieza y al que logra coger, le mete el demonio de conformismo y el mismo demonio de conformismo, le hace meter falsa tranquilidad, falsa paz, y le hace creer que es salvo, no siendo salvo con esa inmunda tibieza que se esta viviendo.

Algo se está metiendo en mi corazón, algo se está metiendo en mi vida, no fue el mensaje, si hubiera sido el mensaje, bendito sea el Señor, pero como dije el mensaje ya lo habían cambiado, ya no era el mismo mensaje de Poder, por lo tanto no fue el mensaje. Pero el Bendito texto de Ezequiel 22:30 tocó mi malvado corazón. Tocó mi corazón, en esa hora. A partir de ese momento se subió dentro de mi vida un deseo y un anhelo de buscar de Dios y entonces hacia lo posible y me trataba de esforzar para vivir la vida cristiana, como debe de ser, pero tampoco podía, no sabía como hacerlo, tampoco sabía como hacerlo.

En el año de 1985 comenzó Dios a redargüirme y entro en mi preocupación, en mis negocios. Cuando llegó a mis manos un testimonio, éste testimonio fue el que transformó mi vida para la gloria de su nombre. Llegó a mis manos, el testimonio de Yiye Ávila. Yo recuerdo que ese testimonio me lo llevó un policía, un policía descarriado; mire las cosas de Dios, hermano, ese policía estaba descarriado y apenas me acababa de conocer y hablando y charlando me dijo que tenía el testimonio de Yiye Ávila; yo no conocía nada de Yiye Ávila y le dije; hermano porque no me permite yo lo grabo y me permitió grabarlo y lo guarde. También me prestó otro casette de música bonita, y le pedí el favor de que me permitiera grabarlo y también lo grabé y guarde esos casettes; Ahí estaban guardaditos, y el tiempo fue pasando, solamente mi corazón deseaba pero no más; Pero si había algo en corazón, un día cualquiera un domingo iban a presentar un partido de fútbol mundial; Jehová, reprenda al fútbol, Jehová lo reprenda, el ídolo más grande que el diablo se ha levantado hoy en día, para matar la misma iglesia del Señor, para sentar a pastores, ministros para que vean y escuchen esas diabolicadas, que los mantienen tan atados; es la idolatría más grande, más grande, que el diablo se ha levantado.

La Biblia enseña en primera de corintios capitulo 10 versículo 7 “dice que el pueblo se sentó a comer y a beber, y se levantó a jugar” y el titulo es la idolatría del Pueblo de Israel. Así que muchos no creen que el juego es idolatría, lo mejor es que se arrepientan delante del Señor, eso esclaviza a uno y ni siquiera lo deja buscar a Dios. Por eso hay que renunciar para poder dejar entrar el evangelio por eso ó somos del mundo ó somos del evangelio; ó somos de Cristo ó somos del mismo diablo, eso es la verdad y nada más que la verdad. El evangelio ya celebra todo, ya la gente vive el evangelio leudado y por eso no podemos encontrar la paz que Dios tanto quiere darnos y que nosotros la tengamos en nuestra vida.

Y me esperaba un partido de fútbol en esa hora, entonces miré el reloj y faltaba tiempo, el partido era a cierta hora y era temprano, mire las cosas y recordé de ese testimonio, entonces pensé. Voy a poner éste casette, mientras comienza el partido de fútbol, Jehová reprenda al diablo, como le parece, para mi principalmente era ese demoníaco partido de fútbol, en ese cajón del diablo, el televisor , para mi era más importante eso, entonces dije, pues voy a poner esto para entretenerme mientras tanto, pero gracias a Dios porque él conoce nuestros corazones, pero gracias a Dios que cuando el le pone la mira a uno ó a alguien, Dios lo coge del pescuezo y lo transforma para gloria de su nombre, y hace tantas cosas en beneficio de uno, bendito sea el nombre de Dios

Puse el casette, el mero saludo me cautivo, ese mero saludo lleno mi alma, y yo no escuche ese testimonio como muchos, escuchan los testimonios; es uno hable y converse o párese y no le prestan atención a uno, y como a mucha gente, Dios le ha querido hablar, a través de testimonios y se ponen es a conversar o alegar con los hijos; en vez de encerrarse a escuchar esos testimonios, para que le den vida. Alabado sea el nombre de Jesús. Cómo me cautivó el mero saludo, por eso yo bendigo a Dios por los hombres que Dios ha ungido, para gloria de su nombre. Yo bendigo a Dios por los hombres ungidos y las mujeres que han recibido la unción bendita del Espíritu Santo, y como a este hombre Dios le metió las almas al corazón, por eso predicaba con arranque, con autoridad y con unción. Cuando él saludó quede cautivado, y ahí me quede sentado y no quería perderme una palabra, nada de él, quería escuchar lo puro, punto por punto, parte por parte, palabra por palabra.

El diablo es diablo y ahí que saberlo enfrentar en el nombre de Cristo, y comenzó gente a llegar y me tocaban la puerta, Dios le bendiga hermanito, me interrumpían, pero yo me quede en la sala, y no le preste atención a nada, abrí la puerta y me sentaba y escuchaba, y escuche y oiga y oiga y ahí estaba escuchando ese poderoso mensaje de la palabra de Dios ha través del testimonio de ese varón de Dios. Escuche y escuche, casi una hora y media se demoró ese testimonio. Ese testimonio confortó mi alma con Dios, conforto mi vida espiritual con el Dios de la gloria. Entre otras palabras Dios me quería decir tantas cosas, me decía claro “Ignacio ó eres del diablo ó eres de Dios. Y me decía Ignacio ó eres del mundo ó eres del evangelio”. Y yo escuchaba ese testimonio de una forma espectacular con mi mente, mi corazón, todo estaba dispuesto. Cuando terminó el testimonio mi corazón quedó traspasado, entonces di media vuelta y me arrodille y le ore al Señor y le dije “Señor, cuantas veces habré dicho, esta oración y tu no me has escuchado, pero yo quiero Señor, hoy decirte, una vez más, esta oración. Yo quiero cambiar, yo no quiero seguir así. En ese momento yo no lloré, yo no lloré, pero estaba mi corazón traspasado por el poder de ese testimonio de la palabra de Dios. Señor Yo no quiero seguir así, yo quiero cambiar, se lo repetía, Señor, yo quiero cambiar, escúchame hoy, yo quiero cambiar.

Queridos hermanos no me demoré mucho tiempo ahí orando, como hay que hacerlo, clamar a Dios sin cesar, mi oración en ese momento, traspasó los cielos, mi oración llegó al mismísimo cielo y cuando me pare yo era diferente, el ambiente se me tornó diferente, vi claramente que Dios había escuchado mi oración, inmediatamente puse el casette de los coros y de himnos que se llama a todas las naciones, coros de todas las naciones, los escuche, era hermoso, lindo, hermano yo termine ahí. Adiós cajón del diablo, adiós fútbol del diablo, adiós, me fui para mi cuarto, no fui a prender el televisor me fui para mi cuarto, yo deje ese cajón tirado, ya deje al diablo con los crespos hechos y comencé a orar allí en mi cuarto.

No tenia que decirle al Señor, solamente brotaba, Dios, quiero cambiar, allá metido en ese cuartito le decía. >Señor quiero cambiar, >Señor yo no quiero seguir así. Señor yo quiero cambiar, Señor yo quiero pertenecer realmente a tu redil, yo quiero ser un verdadero hijos tuyo, quiero ser un verdadero hijo de Dios. Señor quiero cambiar, Señor ayúdame. Señor muéstrame. Señor ayúdame a vivir una vida para ti como debe de ser; una vida que te agrade, esa vida mundanal ya no la quiero Señor. Y le decía Señor yo quiero cambiar, y se me iban las palabras, yo quiero cambiar, yo quiero ser diferente, quiero ser un hijo tuyo, yo quiero tener comunión contigo. Yo quiero cambiar. Al momentito llegó mi esposa y me tocó la puerta para decirme, mi amor el partido ya empezó; mi esposa no era una esclava de eso pero ustedes saben que hay esposas que quieren agradar a su marido y que ellos hagan lo que le guste en la casa, que estén contentitos, entonces con la mano le dije, no mi amorcito, ahorita no, cerré la puerta y para adelante.

En ese momento le dije Padre, renuncio a la televisión, renuncio a esas programaciones del diablo, renuncio a la esclavitud que el diablo ha metido a mi vida a través de la televisión (telenovelas, fútbol, películas, y de todo eso) Señor, hoy renuncio a eso, hoy renuncio en el nombre de Jesús, y ahí estaba con el Señor, y clamándole y clamándole, y buscándole, Dios con todo mi corazón, ya mi corazón tenía algo que hacer y esa tarde le dije a mi Señor, antes de irme para el culto, yo le dije Señor, yo hago un pacto contigo en esta tarde, en el nombre de Jesucristo, nunca lo había hecho, y le dije Señor voy a madrugar todos los días a las 5 de la mañana, lo voy ha hacer, hago un pacto contigo en el nombre de Cristo, y tu me ayudarás a cumplirlo, bendito sea el nombre de Dios Aleluya, bendito sea el nombre de Jesús. Hice ese pacto con el Señor, me fui para la iglesia y el culto para mi fue diferente aunque la misma predicacioncita de halagos y de lisonjas pero yo solo le prestaba atención a lo que era para mi, ya fue diferente, ya me concentre en la adoración y la alabanza, al otro día a las 5 de la mañana me despierta el radio reloj, hermano si yo me pongo a pensar ; ahorita me levanto; el diablo me coge y rápido me tire de esa cama; y yo tenia que para pasar a la sala, tenia que pasar por el pasillo o el corredor y me fui pegado de la pared borracho de sueño; lo que usted llame borracho que me caía.

Cuando una persona se quiere meter con Dios como debe de ser, se levantan los tres enemigos del alma que son el diablo, el mundo y la carne; y me fui arrastrándome, pegado de la pared para no caerme y llegue a la sala y hermano no tenia mas que decirle que ¡Señor, yo quiero cambiar! Yo me quiero levantar Señor, yo quiero ser un hijo tuyo, yo me quiero levantar Señor, yo quiero ser un hijo tuyo, yo veo que el evangelio que estoy viviendo no es el tuyo y verdadero, esta vida tibia no es tuya, yo quiero cambiar y pídale “Señor, yo quiero cambiar, Señor, yo quiero cambiar, Señor, yo quiero cambiar.

Al rato estaba, aparecí dormido y de pronto yo siento algo por aquí por la espalda no se si era una cucaracha, o si fue la manito del Señor pero lo que halla sido; que Dios haga lo que el quiera para uno, para que lo levante y no lo deje dormir, hay Padrecito mío esto no está en mi, yo quiero cambiar, yo quiero seguir para adelante y me puse de pie y caminaba por la sala, yo decía “Yo quiero cambiar Señor, Yo quiero cambiar Señor; Heme aquí; Dios mío, heme aquí, Heme aquí, para la gloria de Dios, y la gloria de su nombre.

Al otro día lo mismo, trataba de quedarme dormido pero ahí estaba Dios en las manos, tocándome por un ladito por el otro y de pie, le decía Señor aquí estoy, aquí estoy, es difícil cumplir esto de levantarse Señor pero le decía con tu ayuda y con tu mano santa lo voy a lograr y seguía orando y seguía orando y seguía orando; al tercer día, lo mismo y seguía, seguía, y seguía orando; y Dios comenzaba a moverse en mi vida Por medio de éste varón Yiye Ávila conocí sobre el bendito bautismo en el Espíritu Santo; Porque allá donde yo asistía hubo un tiempo donde lo enseñaban, pero ya no lo enseñan porque todo el mundo ya descubrió la verdad en la palabra sobre el bautismo en el Espíritu Santo.

Ellos decían que las nuevas lenguas es el nuevo dialecto que usted tenía, porque usted ya no decía vulgaridades, que Jehová reprenda al diablo y esa falsa enseñanza y conocí el bautismo en el Espíritu Santo y me pego de Dios a ayunar y me pego de Dios, conocí también el ayuno por medio de este siervo de Dios, comencé a ayunar. Me leí el libro “El ayuno del Señor” de Yiye Ávila y comenzó Dios a ministrar mi vida de una forma especial, a mostrarme Dios la realidad, a caminar con Dios, ayunando, ayunando y vigilando, casi todos los viernes estaba con un grupito buscando de Dios y buscando el bautismo con el Espíritu Santo; y nada, nada que llegaba para mi, fue tremendo, fueron muchos, muchos meses de clamor y de búsqueda sobre el bautismo en el Espíritu Santo y nada, nada que respondía a mi vida; y nada y nada que recibía. Yo les cuento una vez llegó a mi casa un varoncito que predicó ahí mismo en la iglesia a la cual pertenecía y le compartí, hermano estoy desesperado, la verdad estoy deseando el bautismo en el Espíritu Santo.