Día 17 - Permanezcan en Cristo

 Tesoros Devocionales - Secretos Espirituales Hudson Taylor

 

Día 17

Permanezca en Cristo

 

“permanezcan en mí, y yo permaneceré en ustedes. Así como ninguna rama puede dar fruto por sí

misma, sino que tiene que permanecer en la vid, así tampoco ustedes pueden dar fruto si no

permanecen en mí.”

 

JUAN 15:4

 

Jesús fue enfático en cuanto a la importancia que Él le otorga al hecho de permanecer en Él. Si no lo hacemos, no es que producimos menos fruto, o un fruto de inferior calidad, sino que separados de Él no podemos hacer nada. La disyuntiva es: permanecer en Él, y dar fruto, o no permanecer y no dar ningún fruto, sino tan solo obras humanas. La diferencia entre fruto y obras humanas es importante. Las obras humanas no muestran el carácter de quien las hace, solo su habilidad. Un mal hombre puede hacer una buena silla. Las obras humanas, ciertamente, pueden ser buenas y útiles, pero no se propagan por sí mismas. El fruto, por el contrario, revela el carácter de quien lo produce, y lleva su semilla en sí mismos; es productivo, se reproduce.

 

Las obras humanas no muestran el carácter de quien los hace, solo su habilidad. El fruto,

por el contrario, revela el carácter de quien lo produce.

 

¿Cuál es el significado de las palabras “permanezcan en mí, y yo permaneceré en ustedes”? las dos palabras “yo soy” son la clave de este capítulo. El hecho importante no es lo que usted es, ni lo que puede hacer. Jesús declara “Yo soy la vid verdadera” y agrega, “y mi Padre es el labrador” (Juan 15:1). Él aparta nuestros pensamientos de nosotros mismos y prácticamente nos dice: “Crean en Dios, y crean también en mí” (Juan 14:1).

 

“Yo soy la vid.” Él no es solamente cualquier parte de la vid, sino toda la vid. La vid es la planta integral: raíz, tronco, ramas, vástagos, hojas, flores, fruto. Algunos de nosotros, que pasamos por alto este hecho, leemos el pasaje como si dijera: “Yo soy la raíz y ustedes son las ramas” y entonces decimos: “¡Ah! Hay suficiente savia en la raíz, pero, permaneciendo en ella ¿cómo voy a lograr esa rica savia en mi pobre y débil rama?” la rama no logra nada separada de la vid, pero permaneciendo en ella lo disfruta y lo logra todo. Así somos nosotros en Cristo.

 

La corta palabrita “en” requiere que le demos un poco de atención. No tiene aquí el sentido de “estar” dentro de, como cuando lo menos está contenido en lo más. Tal como se utiliza en este texto, “en” implica “unión con”, plena identificación. La rama es vital y orgánicamente una con la vid, así como el ojo o el oído es uno “en” el cuerpo. Y la palabra “permanecer” da más una idea de descanso que de acción o movimiento; de un disfrute logrado, no de búsqueda o esfuerzo.

 

La doble expresión indica un habitar mutuo. Reconozca y acepte las dos verdades, no algunas veces, sino para siempre.

 

Señor Jesús, soy feliz de estar unido a ti como una rama en la vid. Mi vida y todo mi ser

están en ti. Que yo dé fruto que te honre y te glorifique. Amén.