Día 18 - La Santidad y la Fe

Tesoros Devocionales - La Santidad Andrew Murray 

 

 

Día 18

La Santidad y la Fe

 

Para que les abras los ojos y se convirtieran de las tinieblas a la luz, y del poder de satanás a Dios,

a fin de que, por la fe en mí, reciban el perdón de los pecados y la herencia entre los santificados.

 

HECHOS 26:18

 

Mientras más avanzamos en la vida cristiana más profunda llega a ser nuestra convicción del papel central y único que desempeña la fe en plan de salvación. Siendo que Dios es un ser espiritual invisible, cada revelación de sí mismo, ya sea a través de sus obras, de su palabra o de su Hijo, requiere fe de nuestra parte. La fe es el sentido espiritual del alma, y es para ella lo que los sentidos son para cuerpo. Solamente a través de ella entramos en comunicación y en contacto con Dios.

 

La fe es esa mansedumbre de alma que espera en silencio para oír, para entender, para aceptar lo que Dios dice; y para recibir; poseer y retener lo que Dios da o hace. Por fe le permitimos a Dios entrar, le damos la bienvenida al Señor para que entre y habite en nosotros y se convierta en nuestra vida misma. La fe es lo primero, lo único que agrada a Dios y que nos granjea su bendición. Y porque la santidad es la mayor gloria del Señor y la mayor bendición que Él tiene para nosotros, es especialmente en el área de la santidad en donde necesitamos vivir por la fe solamente.

 

Nuestro Señor habla en el pasaje bíblico anterior de “quienes son santificados por fe en mí.” Él es nuestra santificación, y ambas se reciben solamente por fe. Cuando creemos en Cristo y lo recibimos en nuestra vida, lo recibimos completo y con Él la justificación y la santificación. Dios nos considera santificados en Cristo. Solo a medida que se nos guía a ver lo que Dios ve y que nuestra fe acepta que la santidad en Cristo nos pertenece de manera real y que debe aceptarse y apropiarse en la vida diaria, solo cuando esto ocurre estamos en capacidad de vivir a la cual el Señor nos llama, como sus santificados en Cristo Jesús.

 

La fe se regocija en Cristo, nuestra completa santificación, y la considera

una posesión actual.

 

Como la evidencia de las cosas que no se ven, la fe se regocija en Cristo nuestra completa santificación, y la considera una posesión actual. Una obra completamente terminada y real. Como la certeza de las cosas que se esperan, esta fe se siente confiada y segura de la esperanza del futuro, de cosas que se esperan, esta fe se siente confiada y segura de la esperanza del futuro, de cosas que todavía no vemos ni experimentamos, y día a día reclama de Cristo nuestra santificación, apropiándola en la experiencia personal, gradual pero permanente, confiando en la provisión que para cada momento ha sido atesorada en Cristo Jesús.

 

Bendito Señor Jesús, creo en ti. Ayúdame a creer. Mi alma se abre para ver continuamente

más y más que tú eres mí vida y mi santidad. No importa lo débil y vacilante que pueda ser,

Espíritu Divino sé mi fortaleza. Toma posesión y habita en mí como un templo vivo. Amén.