Día 3 - La Santidad y la Creación
Día 3
La Santidad y la Creación
Dios bendijo el séptimo día, y lo santificó, porque en ese día descanso de toda su obra creadora,
GÉNESIS 2:3
El Génesis es el libro de los comienzos. Le debemos a sus tres primeros capítulos la luz divina que arroja sobre los muchos interrogantes que trascienden la sabiduría humana. Y ellos llegamos también en nuestra búsqueda de la santidad. En todo el libro de Génesis la palabra santo aparece solo una vez. Pero esa sola vez nos abre el manantial secreto del cual fluye todo lo que La Biblia tiene para enseñar acerca de esta bendición celestial. Cuando Dios bendijo el día séptimo y lo santifico, lo exaltó sobre los otros días y lo separó para una tarea y una revelación de si mismo superando en gloria todo lo precedente. Aquí vemos el carácter de Dios como el santo que santifica, entrando y descansando; y el poder de bendición con el cual va acompañada siempre la santificación.
En los seis días anteriores, la frase clave es: Dios creó. Pero ahora se nos dice que algo superior a la creación, algo por lo cual existe la creación, nos va a ser revelado. El Dios todopoderoso, el omnipotente, se da a conocer ahora como el santísimo, y revela su carácter como el santificador. Tanto santificar como crear, son exclusivamente obras suyas.
Tanto santificar es exclusivamente obra suyas, como crear.
Dios santificó el séptimo día porque en él descansó de toda su obra. Él regresa de su trabajo creador a regocijarse en su amor por el hombre que ha creado. La presencia de Dios revelándose a sí mismo, entrando y tomando posesión, es lo que constituye la verdadera santidad. Al morar en los cielos; en su templo sobre la tierra, en su amado Hijo, en la persona del creyente mediante el Espíritu Santo, siempre encontramos que esa santidad no es algo que el ser humano es o hace, sino algo que está donde Dios está. Dicho de la mejor manera: al lugar donde Dios entra para descansar, ese lugar es santificado. Y así descubrimos que a medida que entramos en la quietud del sabbath (el sábado), de perfecta confianza en Dios, Él viene para santificar su sábado; al alma en donde Él hábita y descansa, y santifica.
Bendito Señor y Dios, yo te adoro como el creador y el santificador. Ayúdame a comprender
cómo puedo lograr la bendición de la santidad. Que mi corazón sea tu lugar de descanso. En
quietud, confianza y fe descansaré en ti creyendo que tú lo haces todo en mi vida. Amén.