Día 2 - La Provisión de Dios para la Santidad

Tesoros Devocionales - La Santidad Andrew Murray

 

 

 

Día 2

La Provisión de Dios para la Santidad

 

A los que han sido santificados en Cristo Jesús y llamados a ser su santo pueblo.

 

1 CORINTIOS 1:2

 

¡Santos! ¡En Cristo! En estas dos frases tenemos, tal vez, las palabras más maravillosas de toda la Biblia. Santo, la palabra de insondable significado, que expresan los serafines con sus rostros cubiertos. Santo, la palabra en la cual se centran todas las perfecciones de Dios y de la que es manantial su gloria. Santo la palabra que revela el propósito que Dios tenía en mente con respecto al hombre, y que habla de lo que será la suprema gloria del mismo en la eternidad futura: ¡ser participes de su santidad!

 

En Cristo, las palabras en las que se descubren la sabiduría y el amor de DIOS. ¡El Padre que da al Hijo para que sea uno con nosotros! ¡El Hijo que muere en la cruz para hacernos uno solo consigo mismo! ¡El Espíritu Santo que mora en nosotros para establecer y mantener esa unión! En Cristo, la lección única que tenemos que estudiar sobre esta tierra. La respuesta de Dios a todas nuestras necesidades. En Cristo, la garantía y la degustación de la gloria eterna.

 

Aquí está la provisión de Dios para nuestra santidad, su respuesta para nuestro interrogante:

¿Cómo ser santo?

 

Qué riqueza de significado y de bendición hay en las palabras combinadas: ¡Santos en Cristo! Aquí esta la provisión de Dios para nuestra santidad, su respuesta para nuestro interrogante ¿Cómo ser santo? Escuchamos el llamado a ser santos, pero parece existir un inmenso abismo entre la santidad de Dios y la del hombre. En Cristo, está el puente que cruza dicho abismo; mejor aún, su plenitud lo ha llenado. En Cristo, Dios y el hombre se encuentran; la santidad de Dios nos ha hallado y nos ha hecho suyos. Aquí está la respuesta al ansioso clamor y a los anhelos del corazón de los millares de almas sedientas que han creído en Jesús y todavía no saben como ser santas. Aquí tienen la respuesta de Dios, usted es santo en Cristo Jesús. Si usted recibe estas divinas palabras y las cree, la luz divina brillara en su corazón y lo llenará con gozo y el amor divino estará en capacidad decir: ahora lo veo claro. Soy santo en Cristo.

 

Santo señor, que tu voz se escuche en las profundidades de mí ser con un poder del cual no es

posible escapar: Sé Santo, sé santo. Revélame Tú santidad y mi pecaminosidad. Llévame a

aceptar a Jesús como mi santificación, a morar en Él como mi vida y mi poder para ser lo

que tú quieres que yo sea: santo en Cristo Jesús. Amén.