Día 27 - La Oración que Cree

   Tesoros Devocionales - El Espíritu Santo R.A. Torrey 

 

 

 

 

DÍA 27

La Oración que Cree

 

Pues si ustedes, aún siendo malos,  Saben dar cosas buenas a sus hijos,

¡cuánto más el Padre Celestial dará el Espíritu Santo a quienes se lo pidan!

 

LUCAS 11:13

 

 

El sexto paso en la senda hacia el bautismo con el Espíritu Santo es sencillamente pedirlo a Dios. Pídale a Dios de manera definida y precisa la bendición específica del Espíritu Santo. Habiendo dado los cinco pasos anteriores, es necesario que ore pidiendo este don, creyendo que Dios escucha su oración.

 

Algunos argumentan con sinceridad que no debemos orar pidiendo el Espíritu. Su razonamiento es que el Espíritu Santo le fue dado a la iglesia el día de pentecostés como un don que estaría en ella para siempre, así que ¿para qué orar pidiendo lo ya se ha recibido? Si bien es cierto que el Espíritu Santo le fue dado a la iglesia, como un todo, en el pentecostés, cada individuo todavía debe apropiarse personalmente de este regalo, y la manera de hacerlo es mediante la oración.

 

Otros van más allá en su argumentación y dicen que todo creyente ya tiene el Espíritu y, ciertamente esto también es verdad. “Y si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, no es de Cristo” (Romanos 8:9). Pero como ya hemos visto es muy posible tener algo de la presencia y la obra del Espíritu en el corazón, y todavía carecer de la especial plenitud conocida en la Biblia como el bautismo o la llenura del Espíritu Santo. Además tenemos la clara e incuestionable instrucción de Jesús en el sentido de que debemos pedirlo. “El Padre…dará el Espíritu Santo a quienes se lo pidan” (Lucas 11:13). También tenemos el registro de Hechos 4:31 y 8:14-17 donde se nos dice que quienes oraron por el Espíritu, ciertamente lo recibieron.

 

Debemos orar por el Don del Espíritu Santo, creyendo que lo recibiremos.

 

Contradiciendo toda argumentación humana la clara enseñanza de Palabra de Dios nos muestra, por mandato y por ejemplo, que el Espíritu Santo se nos da en respuesta en la oración. Así ocurrió el día de Pentecostés, y así ha sido siempre. Las personas que he conocido, que dan más muestras de la presencia y el poder del Espíritu en sus vidas, creen que se debe orar pidiendo su llenura. El autor de estas líneas ha tenido el privilegio de orar con muchos ministros y obreros cristianos por esta gran bendición, y he podido saber después del nuevo poder que han recibido para el servicio. Ningún otro que el poder del Espíritu Santo.

 

Padre Celestial, con la oración más sencilla posible de mi corazón, te pido que me bautices con el

Espíritu Santo. No traigo nada más que mi petición y mi fe de que tú, ciertamente, obraras en mí.

Amén.