Día 26 - ¿Sediento?

 

 

Día 26

¿Sediento?

 

En el último día, el más solemne de la fiesta, Jesús se puso de pie y exclamó: ¡si alguno tiene sed,

que venga a mí y beba! De aquel que cree en mí, como dice la escritura, brotarán ríos de agua viva.

Con esto se refería al Espíritu que habrían de recibir más tarde los que creyeran en Él.

 

JUAN 7:37-39


 

OTra vez tenemos aquí el primer paso hacia el bautismo con el Espíritu, esto es, fe en Jesucristo: “aquel que cree en mí.” Pero también tenemos un quinto paso en la palabra sed, “si alguno tiene sed.” Es evidente que nuestro Señor Jesús tenía en mente Isaías 44:3 cuando pronunció las anteriores palabras. El pasaje de Isaías dice: “Regaré con agua la tierra sedienta, y con arroyos el suelo seco; derramaré mi Espíritu sobre tu descendencia, y mi bendición sobre tus vástagos.” Note con cuidado la relación con las palabras de Jesús, “si alguno tiene sed.”

 

Ha estado usted realmente sediento alguna vez? Yo estuve entre los sesenta mil soldados en Chickamauga Park durante la guerra entre los Estados Unidos y España, donde no hubo lluvia por muchos días. El polvo en el aire llegaba a diez metros de altura, día y noche, y comíamos polvo, bebíamos polvo, dormíamos sobre el polvo, soñábamos con el polvo, y no había agua potable para beber. Yo sé lo que es tener sed. Cuando un hombre, o una mujer, están realmente sedientos, parece como si cada poro en su cuerpo tuviera un solo clamor: “¡Agua! ¡Agua! ¡Agua!” y cuando una persona está sedienta espiritualmente, todo su ser también solo un clamor: “¡El Espíritu Santo! ¡El Espíritu…! ¡El Espíritu…! ¡Oh, Dios, dame el Espíritu Santo!” es entonces cuando Dios envía diluvios sobre la tierra seca; y derrama su Espíritu sobre nosotros.

 

Debe haber un intenso deseo en nuestro interior que sale a la superficie producido por

nuestra expresa necesidad de poder para servir a Dios eficazmente.

 

Debe haber un intenso deseo en nuestro interior que sale a la superficie producido por nuestra ayuda y necesidad de poder para servir a Dios eficazmente, y se debe desear ese poder a cualquier costo. Y el costo para usted podría ser grande. Podría sacarlo de un lindo hogar aquí a los Estados Unidos, o en cualquier otro lugar, y llevarlo a la china, o la India, o al corazón del África. Y su intenso deseo debe manar para la Gloria de Dios y no para su propia gloria. Hechos 8:18-22 registra el serio caso de Simón el mago quien deseaba el Espíritu Santo, pero su motivación no era santa. Tenga mucho cuidado en este punto. Vaya a sola con Dios y pregúntele si su deseo por el Santo Espíritu tiene la motivación correcta de glorificarlo a Él como debe.

 

Espíritu de DIOS, estoy sediento de Ti en una tierra árida y sedienta en donde no hay agua.

Purifica mi corazón para que mi único deseo sea glorificarte a Ti y servir a mi rey de una

manera digna de su grandeza. Amén.