Día 19 - Una Noción Equivocada
Tesoros Devocionales - El Espíritu Santo R.A. Torrey
Día 19
Una Noción Equivocada
Ahora bien, hay diversos dones, pero un mismo Espíritu. Hay diversas maneras de servir, pero un
mismo Señor. Hay diversas funciones, pero es un mismo Dios el que hace todas las cosas en todos.
1 CORINTIOS 12:4-6
El que cada persona que es bautizada con el Espíritu Santo debe tener poder como evangelista es una noción e idea tan arraigada que conduce a tres grandes daños.
En primer lugar conduce a la frustración y a veces a la desesperación. Muchos creyentes buscan el bautismo con el Espíritu Santo, cumplen con las condiciones y de hecho lo reciben. Pero Dios no los ha llamado a ser evangelistas y, por lo tanto, no les da el don de poder como evangelistas. Entonces el creyente finalmente se siente perplejo y confundido, y se pregunta si en realidad habrá recibido el Espíritu, llegando algunos a la desesperación.
El segundo daño es más grave que el primero: es el error de la presunción. Muchos creyentes, pretenden hacer la labor de evangelistas sin que el Señor les haya llamado a hacerla, porque, han recibido, o piensan que así ha ocurrido- el bautismo con el Espíritu Santo. Presumen que “todo lo que yo necesito para ser pastor es ser bautizado con el Espíritu Santo”. Y esto está muy lejos de ser cierto. Primero se requiere un llamado de Dios para ese trabajo específico, luego se necesita un conocimiento de la Palabra de Dios para que la persona pueda predicar del bautismo con el Espíritu, y también algo digno de oír.
Aunque el Espíritu imparte poder, la forma en que ese poder se manifiesta depende de la
obra que el Señor nos ha llamado a hacer.
El tercer daño es el peor de todos: es el daño de la indiferencia. Hay muchos que saben que no han sido llamados al trabajo de la predicación. Piensan que el bautismo con el Espíritu sencillamente imparte poder para predicar y como hay muchos que saben que han sido llamados al trabajo de la predicación, entonces para ellos el bautismo es un asunto que no tiene ningún interés personal. Tenemos que llegar a comprender la verdad, que aunque el Espíritu imparte poder, la forma en que ese poder, se manifiesta depende de la obra que el Señor nos ha llamado a hacer, y sin Él no se puede hacer ningún trabajo eficaz.
Tenemos el derecho de “desear los mejores dones” (1 Corintios 12:31), pero el Espíritu Santo es soberano y toma la decisión final sobre el asunto. De nuestra parte debemos ponernos a su disposición sin reservas para recibir tanto el don como el poder para servirle.
Espíritu Santo, Tú eres Dios Soberano en todos los aspectos, y yo me pongo ante ti para
hacer tu voluntad. Y abro mi corazón diciéndote que estoy dispuesto para lo que Tú desees
en cuanto a mi vida y mi servicio. Amén.