Día 25 - Conocer a Dios con el Corazón
Tesoros Devocionales - La Fe George Müller
Día 25
Conocer a Dios con el corazón
“Lo he perdido todo a fin de conocer a Cristo, experimentar el poder que se manifestó en su
resurrección, participar en sus sufrimientos, y llegar a ser semejante a él en su muerte.”
FILIPENSES 3:10
Nunca se enfatizará demasiado la importancia de que nuestros corazones se compenetren y se saturen del encanto la belleza de la naturaleza y el carácter de Dios. Tenemos que procurar estar cada vez más convencidos de su benevolencia, de su amor, de su generosidad, su bondad, su piedad, su compasión y su presteza para ayudar y bendecir. De su fidelidad, de su poder sin límites, de su infinita sabiduría; en una sola palabra, tenemos que procurar conocer a Dios, no según la perspectiva humana o según la limitada capacidad del hombre para verlo, sino de acuerdo con la revelación que Él ha hecho de sí mismo en las Sagradas Escrituras.
¿Qué es lo que nos hará inmensamente felices en el cielo? El pleno conocimiento de Dios.
El conocer a Dios de corazón nos impulsa hacia la santidad. Mientras mejor lo conocemos, más constreñidos nos sentimos a admirarlo y a decir: “¡Qué ser tan amoroso es el Señor!” Y especialmente cuando vemos su maravilloso amor en Cristo Jesús hacia una criatura perversa culpable como soy yo. Mi corazón, entonces, es constreñido a procurar imitarlo, a hacer algo en cambio de su amor, y a ser más parecido a Él.
Conocer a Dios de corazón también nos impele hacia la felicidad. A medida que conocemos al Señor más y mejor, somos también más felices. Era cuando estábamos en completa ignorancia de Dios que no teníamos ni paz verdadera ni alegría auténtica. Y cuando comenzamos a familiarizarnos un poquito con Dios, comenzó nuestra paz y nuestro gozo- quiero decir nuestra verdadera felicidad. Y digo comenzó, porque mientras más lo conocemos y nos acercamos a Él, más felices llegamos a ser. ¿Qué es lo que nos hará inmensamente felices en el cielo? El pleno conocimiento de Dios. Lo conoceremos de una manera infinitamente superior a como lo conocemos ahora.
Por último, el conocer a Dios de corazón nos hace más útiles en su servicio aquí en este mundo. Es imposible que podamos hablar de lo que DIOS ha hecho por los pecadores sin sentirnos constreñidos a vivir y a trabajar para Él. Me pregunto a mí mismo: “¿Qué puedo hacer yo por el Señor que ha derramado sobre mí sus dones escogidos? Y entonces siento el deseo de hacer algo para Él en su obra y busco hacerlo de acuerdo a la medida en que me he familiarizado con el Señor. A medida que lo conozco mejor, me es imposible estar ocioso.
Padre bueno, qué privilegio es conocerte y ser tu hijo. Conocerte es vida eterna. Conocer tu
amor supera cualquier otro conocimiento. Purifica mi corazón para que yo pueda conocerte
más y más. Amén.