Día 12 - Realidad del Corazón

Tesoros Devocionales - La Fe George Müller

 

Día 12

Realidad del Corazón 

 

“El amor debe ser sincero. Aborrezcan el mal; aférrense al bien. Ámense los unos a los  otros con

amor  fraternal,  respetándose  y honrándose mutuamente. Nunca dejen de ser diligentes; antes bien

sirvan al Señor con el fervor que da el Espíritu. Alégrense en la esperanza, muestren paciencia en el

sufrimiento, perseveren en la oración.”

 

ROMANOS 12:9-12


Nadie conoció jamás a Dios sin poner en práctica un poco de fe en Él. Cuando no se conoce a Dios es cuando vienen las dificultades. El punto crucial, por lo tanto, es familiarizarnos con Él, conocerlo de manera personal, tal como se ha revelado en las escrituras.

Nuestra fe bendita no consiste en palabras. Queremos tener  la experiencia de una “Realidad” espiritual. Obremos de corazón; seamos auténticos y genuinos. Debemos amar de una manera tal que en la iglesia y en el mundo extrañen nuestra presencia cuando ya no estemos  con ellos. ¡Ah, cómo pasa de rápido el tiempo! Debemos vivir de tal modo que cuando partamos a la eternidad, nuestros queridos hermanos y hermanas sientan nuestra partida y de lo profundo de sus almas exclamen: “Oh, cuánto daríamos porque tal hermano o hermana estuviera con nosotros otra  vez!” Que se note y se sienta nuestra ausencia aun en el mundo. Que la gente mundana diga: “Si hubo alguna vez un cristiano, ese fue él, o ella.”

 

El Dios vivo está con nosotros, el Dios cuyo poder nunca falla, cuyo brazo jamás se cansa,

cuya sabiduría es infinita y cuyo poder es inmutable.

 

El Dios vivo está con nosotros, el Dios cuyo poder nunca falla, cuyo brazo jamás se cansa, cuya sabiduría es infinita y cuyo poder es inmutable. Por lo tanto, hoy, mañana, el próximo mes, y mientras estemos con vida, Él será nuestro amigo y nuestra ayuda. Tal como Él ha sido a través de los tiempos, seguirá siendo por toda la eternidad.

 

Padre Celestial, quiero realidad en mi vida espiritual. El único deseo de mi corazón es

conocerte tal como eres, para adorarte y amarte  solamente a Ti. Las palabras pueden brotar

con facilidad, pero Tú conoces mi corazón. Ayúdame a vivir mi vida de tal manera que el

mundo sea diferente porque yo estuve aquí. Tu brazo no se ha cansado, Señor. Toca mi

espíritu hoy  y hazme un instrumento de tu

paz. Amén.