Día 5 - Una Mejor Respuesta de Dios

Tesoros Devocionales - Secretos Espirituales Hudson Taylor

 

Día 5

Una Mejor Respuesta de Dios

 

Pero el Señor me dijo: “te basta con mi gracia, pues mi poder se perfecciona en la debilidad.”

 

2 Corintios 12:9

 

Tanto la vida del Señor Jesús como la del apóstol Pablo arrojan luz y proveen una respuesta a la pregunta frecuente: “¡Contesta Dios siempre la oración?” Hay, por supuesto, muchas oraciones que Él no responde; oraciones que se hacen de manera incorrecta, que son contrarias a la voluntad revelada de Dios, o las que no están acompañadas de fe. Pero hay muchas otras oraciones que son peticiones hechas de manera apropiada, elevadas en un espíritu correcto, las cuales, a pesar de todo, no tienen respuesta en la manera en que el peticionario esperaba. Cuando surge una necesidad grande y se presenta ante el Señor en oración, Él puede contestar supliendo la necesidad o eliminándola, así como podemos equilibrar una balanza agregándole peso al plato más liviano, o disminuyendo en el otro. El apóstol Pablo fue afligido por un problema –una espina lo llamó él- (2 Corintios 12:7) y no tenia la fortaleza para soportarlo, por lo cual le pidió al Señor que lo quitara de su vida. Dios respondió su oración pero no eliminando el problema sino mostrándole el poder y la gracia para soportarlo con alegría. Por lo tanto, lo que había sido causa de aflicción y de pena, se convirtió en motivo de regocijo y de triunfo.

 

Lo que había sido causa de aflicción y de pena, se convirtió en motivo

de regocijo y de triunfo.

 

¿Y no fue esta en realidad una mejor respuesta a la oración de pablo, que la mera remoción de la espina? Lo segundo lo hubiera dejado expuesto al mismo problema cuando viniera la siguiente aflicción, pero el método de Dios lo libero, de una vez y para siempre, de toda opresión de pruebas similares en el presente y en el futuro. De ahí que exclamara con aire de triunfo: “por lo tanto, gustosamente haré más bien alarde de mis debilidades, para que permanezca sobre mí el poder de Cristo”(2 Corintios 12:9) ¿Quién no desearía compartir la espina en la carne del apóstol, si por ella es instruido realmente a la experiencia de su liberación de la opresión de las debilidades, de todo mal, de toda necesidad, de todas las persecuciones y de toda aflicción, y si por ella llega a conocer que la hora y momento de la debilidad es la hora de la verdadera fortaleza? Entonces que nadie toma salir a obedecer gustosamente los mandatos del Maestro.

 

Padre bueno, Tú sabes cómo responder mejor mis oraciones. Ayúdame a escuchar en las

ocasiones cuando tu respuesta sea darme la gracia para triunfar sobre el problema. Me

regocijo en el poder que proviene de Jesús para fortalecer mi vida interior. Amén.