Día 2 - La Promesa del Padre

Tesoros Devocionales - El Poder Espiritual Charles Finney

 

Día 2

La Promesa del Padre

 

“Ahora voy a enviarles lo que ha prometido mi padre; pero ustedes quédense en la ciudad hasta que

sean revestidos del poder de lo alto.”

 

LUCAS 24:49

 

Los discípulos se habían convertido a Cristo y su fe había sido confirmada por la resurrección de su maestro. Pero la conversión de uno no debe ser confundida con la consagración a la gran de tarea de la conversión del mundo. En la conversión el alma trata directa y personalmente con Cristo. El alma desecha sus prejuicios, sus antagonismos, su propia justicia, su incredulidad y su egoísmo; acepta y confía en Cristo y lo ama con amor supremo. Todo esto lo había hecho ya los discípulos. Pero no habían recibido toda una comisión definida, ni un empoderamiento particular para llevarla a cabo.

 

Este morir a todo lo que el mundo pudiera ofrecerles tuvo que preceder a la búsqueda

inteligente del poder que les había sido prometido.

 

Cuando Cristo disipó la gran perplejidad de sus discípulos a causa de su crucifixión, y confirmo su Fe en repetidas conversaciones con ellos, les dio la gran comisión de ganar a todas las naciones para Él. Pero les advirtió que esperaran en Jerusalén hasta que fueran revestidos con poder de lo alto. Ahora observe que reunieron a los hombres y las mujeres para orar. Aceptaron su comisión e indudablemente llegaron a entender la naturaleza de esta, y fueron conscientes de la necesidad del poder espiritual que Cristo había prometido. Al continuar en oración día tras día, llegaron a apreciar las dificultades que enfrentarían, y a sentir más cada día su insuficiencia para llevar a cabo la tarea que les esperaba. Es claro que ellos se consagraron a sí mismos con todo lo que tenían a la conversión del mundo, y que la asumieron como la tarea de su vida. Renunciaron expresamente a la idea de vivir para sí mismos en cualquier manera, dedicando todo de si, con todas sus energías al trabajo que tenían delante. Esta auto- negación o renunciación personal, este morir a todo lo que el mundo pudiera ofrecerles tuvo que preceder a la búsqueda inteligente del poder que les había sido prometido. Continuaron en oración esperando el bautismo del espíritu, el cual incluía todo lo que era esencial para su éxito.

 

¿Y como esperaron? No indiferentes e inactivos, no haciendo preparativos mediante el estudio, para seguir adelante sin ser bautizados, u ocupándose en sus asuntos ordinarios y orando de vez en cuando. Ellos continuaron orando hasta que recibieron la respuesta. Entendieron que cristo los bautizaría con el Espíritu Santo. Oraron en FE. Fueron persistentes y mantuvieron una expectativa firme hasta que el poder llegó.

 

Padre mio, yo estoy dispuesto a esperar la plenitud del Espíritu Santo. Prepara mi corazón

como lo hicisteis con tus primeros discípulos. Mi FE esta fija en ti. Amén.