Día 6 - Otro Consolador
Tesoros Devocionales - El Espíritu Santo R.A. Torrey
Día 6
Otro Consolador
Pero les digo la verdad: les conviene que me vaya porque, si no lo hago, el Consolador no vendrá a
ustedes; en cambio, si me voy, se lo enviaré a ustedes.”
JUAN 16:7
La tercera prueba de que el Espíritu Santo es una persona es que se le atribuye un oficio que sólo puede desempeñar una persona. Miremos, por ejemplo, en Juan 14:16-17: “Y yo le pediré al Padre y les dará otro Consolador para que los acompañe siempre: el Espíritu de verdad, a quien el mundo no puede aceptar porque no lo ve ni lo conoce. Pero ustedes sí lo conocen, porque vive con ustedes y estará con ustedes.”
Aquí se nos presenta al Espíritu Divino como otro Consolador que viene a tomar el lugar de nuestro Señor Jesús. Hasta este momento nuestro Señor ha sido el amigo siempre a mano para ayudar a los discípulos en cada emergencia que surgía. Pero ahora va a partir y les dice que aunque se va, otro va a tomar su lugar. ¿Puede usted, por acaso, imaginar al Señor Jesús diciendo esto, si quien va a tomar lugar Su lugar es solo un poder o una fuerza impersonal? ¡No! ¡De ningún modo! Lo que nuestro Señor dijo fue que Él, una Persona Divina, se iba, pero otra Persona exactamente tan Divina como Él, venia a tomar su lugar.
Sí, que mora en mi corazón todo el tiempo para tener comunión conmigo y para ayudarme en cada emergencia que pueda surgir. La palabra griega que se traduce como “Consolador” es parakletos, la cual significa: “Una persona que es llamada para estar al lado de otra”; alguien que viene para hacer su parte y ayudar a la persona a la cual acompaña en cada situación crítica que se le presente. Al igual que Jesús, el Espíritu Santo está con nosotros dondequiera que estemos, siempre a nuestro lado cada hora del día o de la noche.
Para mí esta es una de las promesas más preciosas de la Palabra de Dios: que otra persona,
tan Divina como el mismo Jesús, tan amorosa y tierna, tan dispuesta a ayudar,
está a mi lado siempre.
¡Qué hecho más maravilloso! Si esta idea penetra en su corazón y permanece allí, jamás volverá a tener un momento de temor mientras usted viva. ¿Cómo podemos temer en alguna circunstancia si creemos realmente que el Espíritu Santo está de nuestro lado? ¿Cómo puede permanecer la soledad o el abatimiento de corazón? ¿Conoce usted a este amigo, el Espíritu Santo?
Señor Jesús, ¿cómo puedo agradecer lo suficiente por haber enviado al Espíritu Santo para
ser mi Consolador? Tomo este precioso pensamiento dentro de mi corazón y te pido que
develes su significado. Te necesito realmente, Espíritu Santo, para que estés a mi lado cada
hora del día y de la noche. Amén.